Características
Cuando la procesionaria se encuentra en estado de mariposa, su envergadura en los individuos femeninos puede llegar a los 36-49 mm. Las alas anteriores son de color gris ceniciento, con nerviaciones y bordes más oscuros y tres franjas transversales. Las alas posteriores son blancas, con bordes grises y una mancha oscura en la región anal. Presentan pelos grisáceos recubriendo el tórax. El abdomen es cilíndrico, grueso y está cubierto por abundantes escamas doradas en su extremo.
Los machos adultos por su parte tienen una envergadura de 31-39 mm y presentan abundantes pelos en el tórax. También el abdomen es muy piloso en su extremo siendo algo más delgado que el de la hembra y cónico.
Dependiendo de la climatología, entre junio y septiembre, la mariposa de la procesionaria realiza la puesta en las acículas de los pinos. El número de huevos por puesta oscila entre 120 y 300 y todo el conjunto queda recubierto por las escamas del abdomen, dando un aspecto de cigarro que recubre las acículas.
Al cabo de un mes nacen las orugas que se agrupan en los característicos bolsones. En invierno, a la caída del sol, las orugas entran en actividad frenéticamente y comienzan su marcha en busca de comida de una manera alineada.
Cuando han terminado de alimentarse o cuando el frío de la noche es considerable, las orugas vuelven al bolsón.
A finales de invierno bajan del pino para enterrarse en el suelo con el fin de transformarse en mariposas, formando las procesiones que le dan nombre. A mediados o finales de verano la mariposa emerge y, tras la cópula, se produce una nueva puesta.
Las orugas tardan en nacer unos 30-40 días e inmediatamente después de la eclosión éstas empiezan a alimentarse en el mismo lugar donde emergen.
Síntomas y daños
La procesionaria del pino produce dos tipos de daños: el primero, que afecta a las plantas, ocasiona la pérdida de acículas, pues las orugas se alimentan en invierno de las acículas de pinos y cedros.
El daño más importante lo hacen desde el final del invierno hasta mitad de la primavera, cuando las orugas son más grandes y voraces.